
Ocio Alicante, comienza una serie de historias de ArtAI (Arte generado por Inteligencia Artificial) relacionadas con Alicante. Comenzamos con una de piratas, esperamos que os guste. Después de leer esta historia, nos apetecerá ir a buscar el «Tesoro de la Serra Grossa» o escribir una novela, ¿o es que de verdad existió dicho tesoro? 😅
El tesoro escondido del «Capitán Valiente» en la Serra Grossa
El sol de un agosto bochornoso de 1718 castigaba las murallas del Castillo de Santa Bárbara. En la taberna «El Candil Apagado», cerca del puerto de Alicante, el aire denso olía a vino barato, sudor y salitre. Entre la clientela habitual de pescadores y algún mercader rezagado, destacaba un hombre de porte altivo, con un parche de cuero tosco cubriendo su ojo izquierdo y una cicatriz serpenteándole la mejilla hasta perderse bajo una barba rojiza y descuidada. Se hacía llamar «Capitán Valiente», aunque nadie en Alicante recordaba haber oído ese nombre en los anales de la mar.
En realidad, era Bartholomew «Black Bart» Roberts, uno de los piratas más temidos y exitosos del Caribe, aunque en ese momento, su reputación aún no había alcanzado las costas levantinas. Tras un golpe audaz a un galeón español cargado de plata frente a las costas de Cartagena, Roberts y su tripulación, necesitados de reparar su maltrecha balandra, la «Royal Fortune», y de pasar desapercibidos por un tiempo, habían recalado en el concurrido puerto de Alicante, haciéndose pasar por comerciantes ingleses.
El Puerto de Alicante, en aquel entonces, se encontraba en la zona de la Playa de La Albufereta, siendo de gran relevancia, llegando a ser el segundo más importante de España, con una notable actividad mercantil.
Alicante, con su ir y venir de barcos de diversas naciones y su laberíntico casco antiguo, ofrecía el escondite perfecto. Roberts, astuto como una zorra, sabía que la guarnición del castillo, aunque numerosa, estaba más preocupada por las posibles incursiones berberiscas que por unos supuestos mercaderes ingleses gastando sus guineas en las tabernas locales.
Durante su estancia, mientras sus hombres reparaban la balandra y se aprovisionaban, Roberts quedó fascinado por la imponente Serra Grossa, la montaña que se alzaba al norte de la ciudad, ofreciendo vistas panorámicas de la bahía. Un día, mientras paseaba solitario por sus laderas, buscando un lugar discreto para enterrar parte de su reciente botín y evitar así levantar sospechas en el puerto, descubrió una pequeña cala escondida, accesible solo por un sendero escarpado y poco transitado.
La cala, protegida por rocas erosionadas por el viento y el mar, le pareció el escondite ideal. Con la ayuda de dos de sus hombres de mayor confianza, disfrazados de campesinos, transportaron sigilosamente varios cofres repletos de doblones de plata y joyas hasta la cala. Cavaron un pozo profundo bajo la sombra de un algarrobo centenario y enterraron el tesoro, marcando el lugar con tres piedras dispuestas en un triángulo peculiar y un pequeño grabado apenas visible en la corteza del árbol: una «R» entrelazada con una calavera estilizada.
Pasaron las semanas. La «Royal Fortune» fue reparada y aprovisionada. Roberts y su tripulación se despidieron amigablemente de los taberneros y comerciantes de Alicante, zarpando una mañana con la promesa de volver algún día con más «mercancías».
Sin embargo, el destino tenía otros planes para Black Bart. Su leyenda creció rápidamente en los años siguientes, sembrando el terror en el Atlántico hasta su muerte en combate en 1722. Nunca regresó a Alicante.
La pequeña cala en la Serra Grossa permaneció oculta, azotada por el viento y las olas. Con el tiempo, el algarrobo murió, y las tres piedras fueron movidas por el oleaje y la erosión. La «R» entrelazada con la calavera se desvaneció con el paso de los siglos.
La historia del «Capitán Valiente» se convirtió en una leyenda local, contada en voz baja por los pescadores ancianos. Algunos decían haber visto luces extrañas en la Serra Grossa en noches de luna llena, otros juraban haber encontrado monedas antiguas en la playa cercana. Pero el tesoro de Black Bart, enterrado en aquella cala escondida, si es que realmente existió, permanece aún hoy oculto bajo el sol de Alicante, esperando ser descubierto por algún afortunado aventurero que se atreva a explorar los secretos de la Serra Grossa.
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