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Información

La cultura del vino en Alicante

Vino

La provincia de Alicante, bañada por el Mediterráneo y bendecida con un clima privilegiado, posee una de las tradiciones vitivinícolas más antiguas y ricas de España. Con más de 3.000 años de historia, la cultura del vino alicantino ha dejado una huella imborrable en la identidad de esta tierra, convirtiéndose en un símbolo de su patrimonio cultural y gastronómico.

Orígenes milenarios

Los primeros indicios de viticultura en Alicante se remontan a tiempos ancestrales. Los fenicios fueron quienes introdujeron la vid en la península, pero fueron los íberos los primeros en cultivarla con fines alimentarios. El yacimiento arqueológico de Benimaquia en Denia, datado del siglo VI a.C., alberga uno de los lagares más antiguos de Europa, evidencia irrefutable de la temprana producción vinícola en estas tierras.

Durante la época romana, la viticultura experimentó un notable desarrollo en la región, como confirman los hallazgos de ánforas vinarias y grandes «Villae» destinadas al cultivo de la vid. Tras un periodo de oscuridad durante la Edad Media, los poetas árabes comenzaron a cantar en sus versos las excelencias de los vinos alicantinos, recuperando así su prestigio.

El esplendor histórico

El verdadero despegue de los vinos de Alicante se produjo a partir del siglo XV, cuando empezaron a aparecer en documentos históricos. Un hito fundamental ocurrió en 1510, cuando el Rey Fernando el Católico otorgó a la ciudad de Alicante el privilegio exclusivo de producir y vender su vino, prohibiendo la entrada de vinos de otras regiones.

A lo largo de los siglos, los vinos alicantinos conquistaron paladares ilustres. Desde Jerónimo Münzer, que visitó Alicante en 1492, hasta figuras como Shakespeare, quien en su obra «Las Alegres Comadres de Windsor» hace un juego de palabras entre «Alligant» (Alicante) y «elegant». Incluso la Reina Isabel I de Inglaterra comentó que le gustaba el vino de Alicante «por encima de cualquier otro».

La edad de oro y el renacimiento

El siglo XIX se considera la época dorada del vino alicantino. A mediados de siglo, cuando los viñedos franceses fueron devastados por el Oidium y la filoxera, se firmó un tratado comercial preferencial con Francia que impulsó enormemente la producción local. Tal fue el auge que se decía: «Diez años más de tratado con Francia y Alicante hubiese podido enlosar con luises de oro el magnífico Paseo de la Explanada».

Tras un periodo de declive durante el siglo XX, hoy vivimos el renacimiento de los vinos de Alicante. Este resurgir es fruto del trabajo por reorganizar el sector vitivinícola, mejorar el cultivo del viñedo y la calidad de los vinos, apostando por variedades autóctonas que les confieren identidad propia.

Denominación de Origen Alicante

La Denominación de Origen Alicante abarca toda la provincia, caracterizándose por la diversidad de sus suelos y microclimas, lo que permite la elaboración de vinos con personalidad única1. Las principales variedades cultivadas incluyen:

  • Monastrell: La uva tinta más emblemática de la región
  • Moscatel: Utilizada principalmente para vinos dulces y espumosos
  • Garnacha Tintorera: Conocida por su intenso color y sabor
  • Syrah: Una variedad internacional que ha encontrado su hogar en Alicante

El tesoro de Alicante: El Fondillón

El Fondillón es sin duda la joya de la corona de los vinos alicantinos. Reconocido por la Unión Europea y con especial protección dentro de la Denominación de Origen, es uno de los pocos vinos del mundo con derecho a nombre propio, junto al Champagne, el Jerez, el Oporto y el Cava.

Surgido en el siglo XV, este vino único se obtiene mediante la sobremaduración de la uva Monastrell en la propia vid, aprovechando las bondades climáticas de Alicante, donde el verano se alarga y las precipitaciones son escasas. Una importante singularidad es que su alcohol procede exclusivamente de la fermentación natural de la uva, sin añadidos de ningún tipo.

La Ruta del Vino de Alicante

Para los amantes del enoturismo, la Ruta del Vino de Alicante ofrece una experiencia inolvidable que une dos comarcas: el Vinalopó al sur y la Marina Alta y Baja al norte. Esta propuesta turística permite descubrir las zonas de interior cargadas de historia, cultura y gastronomía, reivindicando la larga tradición vitivinícola y la calidad de los vinos D.O. Alicante.

A través de esta ruta, los visitantes pueden disfrutar de visitas a bodegas, catas de vino, experiencias gastronómicas y actividades culturales que revelan la esencia del terruño alicantino1. Es una alternativa perfecta al turismo de sol y playa, permitiendo conocer otra faceta de esta provincia mediterránea.

Métodos de producción y maridaje

Los métodos de producción en la D.O. Alicante combinan técnicas tradicionales con innovaciones modernas. Destacan la cosecha manual para asegurar la calidad de las uvas, la fermentación controlada utilizando tecnología avanzada y la crianza en barrica empleando roble francés y americano.

En cuanto al maridaje, los vinos de Alicante ofrecen múltiples posibilidades:

  • Los tintos, ideales con carnes rojas, caza y quesos curados
  • Los blancos, perfectos para mariscos, pescados y ensaladas
  • Los rosados, excelentes con platos de pasta, arroces y tapas
  • Los espumosos, que acompañan bien postres ligeros y frutas frescas

Un legado que mira al futuro

La cultura del vino en Alicante trasciende lo meramente gastronómico para convertirse en un elemento cultural que dialoga con diversas disciplinas. Prueba de ello es la reciente exposición «3000 años de cultura del vino», que ha recorrido diversas ciudades durante más de dos años, representando una oportunidad única para sumergirse en la historia y evolución de esta bebida emblemática.

Hoy, las bodegas alicantinas combinan tradición e innovación, respetando las prácticas ancestrales mientras abrazan las últimas tecnologías para garantizar la calidad y consistencia de sus vinos. Este equilibrio entre pasado y presente asegura que la cultura del vino en Alicante seguirá siendo un referente en el panorama vitivinícola español e internacional.

La próxima vez que descorche una botella de vino alicantino, recuerde que está degustando más que una bebida: está saboreando tres milenios de historia, tradición y pasión mediterránea.