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Información

Las Danzas del Rey Moro. Conoce esta ancestral fiesta de Agost

Hogueras y, Moros y Cristianos, son fiestas que tradicionalmente se vinculan a tierras alicantinas, no obstante, no todo es lo mismo, y localidades como Agost, poseen un fiesta propia, que les vincula, totalmente diferente, que se realiza en diciembre, desde 8 de diciembre al 1 de enero del año siguiente..

La Noche del Pregón
(8 de diciembre)

La fiesta, como todos los años, comienza con la publicación del pregón de fiestas. Este acontecimiento tiene lugar la tarde del 8 de diciembre, el día de la Purísima. Los protagonistas del acto son los chicos de dieciocho años, conocidos como danseros, que se encargan de la responsabilidad de organizar la fiesta.

Antes de comenzar el acto hay ciertos preparativos, se debe llegar a un acuerdo con un agricultor del pueblo para que deje o alquile el tractor y un remolque, y también se debe buscar un chófer. Resuelto el asunto del vehículo, el mismo día del pregón los danseros se encargan de bajar a la rambla a recoger cañas para decorar el remolque. Éstas se disponen erguidas en los laterales de la estructura, y poco a poco van arqueándose hacia el interior del vehículo hasta que se cruzan, formando una cubierta a dos aguas. Y tampoco se puede olvidar la confección del pregón. Los danseros lo escriben conjuntamente durante las reuniones preparativas. Se imprime una tirada con buena letra que ocupa diversas páginas. Éstas despues se pegan por el revés de un póster de gran tamaño que contiene la fotografía de una modelo muy ligera de ropa. Todo esto bien fijado con cintas adhesivas anchas, para que quede prácticamente plastificado y evitar que el texto se deshaga a lo largo de la noche.

Los danseros quedan para comer este día. Hay muchas ganas de fiesta. Llegan todos al bar con las sudaderas que han preparado para la ocasión. Llevan dibujos personalizados para la fiesta. Así encontramos paperades, cohetes, y a un pobre naranjero que ruega por su vida. Al comer, como es de esperar comienzan a calentarse los ánimos a golpe de cerveza y otras bebidas espirituosas. Al acabar, los danseros dan una vuelta por el pueblo y aprovechan para pasar la hucha al vecindario.

Mientras se lee el pregón por primera vez, otros danseros que están por la plaza van repartiendo copias en papel entre la gente, a cambio de un donativo que va a parar a la hucha de los festeros.

Después de la lectura en la plaza, los danseros comienzan a pregonar las fiestas, y lo hacen tantas veces como bares hay en la localidad. Hoy es un día en que bares y restaurantes están llenos porque es festivo, pero también porque se aprovecha para salir a cenar y de paso escuchar el pregón. Siempre entran al bar con los gritos antes mencionados, y es costumbre que allá donde vayan los conviden a beber, caldeando cada vez más el ambiente.

Presentación del cartel anunciador de las fiestas

Entre el pregón y las danzas propiamente dichas hay un acto que se añadió hace unos pocos años: la presentación del cartel anunciador de las fiestas. Se hace en la Casa de Cultura con la presencia de los danseros y de las autoridades políticas.

Consiste en presentar al público el cartel ganador del concurso anual que se convoca para tal efecto. Conjuntamente se presenta un tríptico con la información más relevante de las fiestas, quien hará las danzas y qué bailadoras, las fotografías de los reyes moros de las pasadas fiestas (con los trajes de la danza) y también de los que lo serán el año presente (con una indumentaria actual, pero bien arreglados).

La edición de carteles anunciadores comenzó en los años setenta, con el período constitucional.

La danza
(26, 27, 28, 29, 30 de diciembre y 1 de enero)

Pero otro factor por el que se altera el orden de recogida es el del convite que se hace para las parejas después de cada danza. La pareja que va en cabeza de la danza ha de encargarse de convidar al resto. Para distinguirla, la bailadora lleva un muñeco pequeño vestido con traje blanco al lado de la peineta, conocido como “el ninyet”. Y sobre los convites, puede variar en función de la voluntad o del poder adquisitivo de la familia. Hay quien convida a una cena en un bar, o quien organiza un ágape preparado por la familia en el garaje de casa.

Cuando la columna de parejas entra en la plaza, la cabecera de ésta se para a la altura de la puerta del Ayuntamiento. Entretanto, los dulzaineros aprovechan para subir al balcón del Ayuntamiento, desde donde comenzarán a tocar. Este momento es aprovechado por los bailadores para hacerse fotografías con su pareja o con familiares y amigos, cosa que se repetirá al finalizar la danza. Y cuando ya está todo preparado toca el tabalet, anunciando la Taranina que marca el inicio del baile. Es un momento ciertamente solemne y los danseros se quitan el sombrero sosteniéndolo sobre el pecho. Por su parte las bailadoras entrecruzan las manos a la altura del vientre.

Después el tabalet marca el ritmo de la danza, que comienza con el caracol, un movimiento de espiral que las bailadoras ejecutan mientras los danseros siguen caminando pausadamente alrededor de la fuente de la plaza. Comienza el baile y las parejas lo interpretan en espejo. Van haciendo vueltas de unos 180 grados sin moverse del lugar y lo único que diferencia el baile por sexos es la posición de los brazos, que los chicos llevan levantados casi a la altura del hombro y las chicas pegados al cuerpo. Y claro, también se diferencia en que las bailadoras suelen tener mucha más gracia para bailar que los danseros.

Continúa la danza en la plaza, y después de unas cuantas vueltas, los hombres del público comienzan a relevar a los danseros, normalmente los familiares, pero en realidad cualquiera lo puede hacer. Los últimos años alguna mujer se atreve a romper con esta segregación de género. Los relevos van sucediéndose, siendo costumbre pegarle una paperada al bailador antes de sustituirlo. Cuando todos los danseros se han liberado de la danza, emiten sus gritos de guerra y abandonan la plaza camino a los bares de la zona, donde los invitan a una copa.

Pero la danza continúa y son las mujeres las que aportan la vistosidad y arrojo durante toda la tarde, hasta que regresan los danseros a la plaza y reemprenden el baile.

Cuando llega este momento, las chicas refl ejan el cansancio de haber estado bailando mucho tiempo, a veces casi dos horas. Unas cuantas vueltas más acompañadas de los danseros, y cuando el primer bailador alza el sombrero a la vista del dulzainero, la danza acabará como comienza: la Taranina suena, se repite la ceremonia, sin caracol, y se acaba el baile. Ahora otra tanda más de fotos y la comitiva, formada por una columna de dos parejas de bailadores, se dirige hacia el convite.

Ya después de cenar los jóvenes acuden a las “casetas”, que son casas de campo distribuidas por el término, y que a menudo se utilizan de cuartel general. Cada quinta tiene la suya, y allí se abastecen de bebida y se escucha música alrededor de la chimenea o de una hoguera. Se crea un movimiento constante entre las sedes de cada grupo de edad.

Noche de los Cohetes y Día del Rey Moro
(noche del 27 y día del 28 de diciembre)

El día 27 después de la danza en el pueblo se respira un ambiente diferente. Todo el mundo sabe que en unas pocas horas tendrá lugar la Noche de los Cohetes. Como por arte de magia desaparecen los cientos de coches que habitualmente ocupan las calles. También los comercios se preparan cerrando con cuidado los escaparates y todo aquello que sea susceptible de arder o mancharse con una carretilla, que es el nombre con el que se conocen los cohetes borrachos. Cuando llega la hora de cenar, por solares y garajes, grupos de gente quedan para asar carne mientras esperan que llegue el momento de tirar cohetes. Porque hay una hora oficial publicada en edicto. La finalidad es garantizar que todas las personas que lo deseen puedan acudir a escuchar los Cantos a la Reina Mora, que tienen lugar justo antes de los cohetes.

¿Y qué es eso de cantar a la Reina Mora? Pues un acto popular donde cualquier persona puede entonar, acompañada de dulzaina y tabalet, unos versos de exaltación a la figura de la Reina Mora. Físicamente el acto se desarrolla dentro de un garaje más o menos grande. La estancia se decora minuciosamente con motivos árabes, para crear una atmósfera más adecuada. Los encargados de “vestir” el local son los Reyes Moros, y especialmente los acompañantes. Éstos son la pandilla de amigas y de amigos del Rey y la Reina, que se juntan para llevar adelante ciertos acontecimientos como éste. Para los cantos se disponen sillas para el público al que se convida a buñuelos de calabaza, rollos de anís y otros dulces, todo ello regado con mistela.

Los reyes, con sus trajes más elegantes se sitúan encima de una especie de tarima, desde donde escuchan los versos que el público dedica a la reina. La dulzaina y el tabalet marcan el ritmo, y a modo de albades van sucediéndose las tonadillas.

Espontáneamente el público toma la iniciativa y canta. La melodía de la canción no cambia, pero sí que lo hacen las letras. Hay en valenciano y en castellano, muchas se cantan todos los años y otras se dedican especialmente a los reyes de ese año, sobre todo por parte de familiares, amigos y acompañantes. Un hecho curioso sobre ésto es que muchos de los versos que se cantan durante esta noche también se escuchan durante la serenata a la patrona del pueblo, la Virgen de la Paz, que tiene lugar la noche del 23 de enero. Son homologables porque las dos celebraciones tratan sobre la exaltación de la feminidad y sus virtudes dentro de la sociedad tradicional, pero sobre todo de la belleza de la mujer.

Los cantos no se alargan nunca más de una hora, y después de éstos las personas más mayores y aquellos a quienes desagradan los cohetes abandonan rápidamente la estancia, y el Rey Moro comienza a prepararse para la batalla. Paseará por el pueblo soportando el lanzamiento de cohetes, sin poderse defender. Se prepara con un traje especial, normalmente a base de cuero o telas ignífugas, y con la cara, las manos y los pies bien protegidos. En la puerta está preparado el palio que llevarán los danseros, y bajo el que desfilará el Rey por las calles del pueblo. Todo el mundo lanza numerosas carretillas a su paso, de forma que alrededor de la comitiva la noche se enciende de pólvora y sólo los más temerarios permanecen ajenos a los peligros de este espectáculo pirotécnico. El recorrido siempre es más o menos el mismo: se da una vuelta al casco histórico y después se pasa por las avenidas principales, donde la gente se concentra alrededor de los bares y pubs. A veces se hace alguna parada durante el recorrido para beber una copa, pero finalmente este desfile siempre acaba en la plaza del Ayuntamiento. Al llegar los acompañantes y danseros queman el palio con cohetes hasta que se forma una hoguera, dando por finalizada la función del Rey y su corte hasta que llegue la danza.

Hecha la faena y cumplido el ritual sólamente queda un acto dentro de la función de la noche: colgar las naranjas. Los danseros deben subir a los balcones de la plaza del Ayuntamiento a colgar las ristras de naranjas, y lo deben hacer mientras un montón de gente aprovisionados con docenas de cohetes los espera para recibirlos.

Por esto la misión es muy peligrosa, y los festeros hacen alguna que otra entrada en falso para controlar la afluencia de gente e intentar aprovechar el momento más oportuno. Cuando éste llega, se lanzan rápidos hacia los balcones con las naranjas colgando del cuello y mientras unos trepan otros los empujan para que lleguen antes al objetivo. Y en la plaza comienzan a volar carretillas que en más de una ocasión dificultan la labor de colgar las naranjas. Cuando ya se han colocado todas las ristras los danseros lanzan el grito de guerra: danseeeeeeros! Después de esto la noche toca a su fin, en cuanto a actos oficiales se refiere.

Al día siguiente vuelve a repetirse el habitual día de danza, con la excepción de que hoy la pareja que encabeza la danza son los Reyes Moros. También a la hora de pasar por las bailadoras, el Rey Moro va montado a caballo delante de los danseros, vestido con capa y turbante. Y cuando ya están todas las bailadoras, la última es la Reina Mora. En la puerta de su casa espera mucha gente con expectación, además del fotógrafo y la banda de música. Cuando sale por la puerta, la multitud estalla en aplausos y vivas a la Reina. El pasacalle se organiza con los Reyes delante a caballo acompañados por una de las bandas de música del pueblo y por sus acompañantes, y detrás las parejas de bailadores con la colla de dulzainas.

En la plaza, más llena que los otros días, entran los Reyes y sus acompaRey Moro a caballo (PVM). ñantes junto con la música y dan unas vueltas saludando a los espectadores y recibiendo sus aplausos. El Rey lleva una espada y la Reina un pañuelo en la mano que agita para saludar. Ya a pie de plaza se disponen a bailar y el rito de la danza sigue su curso, con la excepción de que hoy los acompañantes ambientan la plaza cargados de mantas con paperades. Los primeros en recibir un golpe en la cabeza son los danseros, que se quitan el sombrero y soportan el impacto de los proyectiles de dulces. Un hecho destacado es que el Rey Moro es el único bailador que no se descubre la cabeza cuando suena la Taranina. Suena la música y todos los bailadores son relevados excepto el Rey Moro, que seguirá a su pareja toda la danza. Una vez ésta se acabe comenzará un rosario de fotos que en el mejor de los casos acabará una hora después de la danza. Más tarde llega la despedida y el convite con todas las parejas de bailadores, que hoy va a cargo de los Reyes.

Día de Año Nuevo
(1 de enero)

Hoy es el día de la guerra entre quintas, los jóvenes de 17, 18 y 19 años escenifican una batalla empleando como armas las paperades cargadas de caramelos y anises. Los chicos de 17 años, que este año serán los encargados de descolgar las naranjas que los danseros dejaron en los balcones la Noche de los Cohetes, madrugan para decorar el carro. Con cañas y otra vegetación, normalmente obtenida de la rambla, montan un techo verde sobre el vehículo. Cuando está todo bien reforzado, ellos mismos estiran del carro y van paseando por el pueblo y pasando la hucha. Un lugar escogido para ésto son las entradas del pueblo, donde algunos visitantes se sorprenden al ver la estampa, pero pronto comprenden que son jóvenes del pueblo de fiesta recogiendo dinero.

En cuanto a los danseros, tienen por delante un día más relajado, pronto finalizará su reinado. Hoy sólo bailan tres parejas. El resto se prepara para lanzar paperades en la plaza durante la danza. Para demostrar su mayor categoría, los danseros se pasean con un vehículo de mayor calidad, un remolque estirado por un tractor agrícola, y van armando jaleo y bebiendo por los bares de la villa. Los quintos, que son los veteranos de 19 años, quedan para comer y más tarde montarán al carro junto con los danseros.

Ya después de comer los tres danseros que bailan, siguiendo el orden habitual van a recoger a sus bailadoras, al mismo tiempo que danseros y quintos recorren el pueblo con el remolque cargado de mantas y paperades. Y hacen lo mismo los naranjeros que, estirando de su carro también lleno de paperades, van recaudando
botellas de bebidas alcohólicas por los bares.

La palabra naranjeros es un castellanismo con el que se nombra a los jóvenes de 17 años que suben a recoger las ristras de naranjas que han dejado los danseros. Durante las entrevistas orales se ha constatado que las personas entrevistadas mayores de 75 años, no empleaban este vocablo, sino que utilizaban la denominación “alcançadors de taronges”. Dado que este trabajo pretende, entre otros objetivos, conseguir información para recuperar detalles de la fiesta que con el tiempo han desaparecido y contribuir a recuperar los vocablos originales, en la versión en valenciano se ha mantenido la denominación original.

Al poco de iniciar la danza entran a la plaza danseros y quintos, que bailan, prueban las paperades y se hacen algún que otro chupito mientras esperan la entrada de los jóvenes de 17 años. Gradualmente va llenándose la plaza, ya que es el día más espectacular y donde más actores intervienen. Entretanto los naranjeros pasan por la puerta de la plaza gritando varias veces durante la tarde, calentando el ambiente. Y en medio de una fuerte tensión se escucha el estruendo de una traca y la gente deja sitio para que entre el carro de los naranjeros, marcando el inicio de la gran batalla. Dentro de la plaza danseros y quintos le hacen corro y mientras pasa el carro van estrellando paperades encima de la cabeza de los conductores y del resto del grupo que va empujando desde atrás. Después de un par de vueltas al recinto, el carro se para y comienza la guerra. Anises y caramelos vuelan con fuerza por toda la plaza y la danza aún continúa durante una rato, conformando un espectáculo de gran bullicio y colorido. Es cuando suena la Taranina cuando se acaba el baile, el lanzamiento de paperades y llega el momento en el que los naranjeros suben a los balcones a alcanzar los cítricos, pero los últimos años esta norma no se está respetando. Se acaba la música y la guerra continúa, y sólamente cuando ellos estiman oportuno comienzan a descolgar las naranjas, haciendo así un mal espectáculo al no haberse respetado el tiempo que marca la dulzaina para desarrollar la fiesta.

En todo caso, descolgar las naranjas es un momento espectacular en el que todo el público en complicidad con los jóvenes sufre y se emociona mientras éstos hacen lo imposible por subir a todos los balcones y bajar las ristras de naranjas. El último collar que se recoge es el que hay en el centro de la plaza, encima del remate metálico de la fuente. Uno de los naranjeros se enfila hacia arriba y sus compañeros le alientan desde abajo, mientras que danseros y quintos les gritan: no valeu un duro, no valeu un duro…Y en el momento en el que la última naranja cae, los jóvenes de 17 años ganan el derecho de organizar la fiesta próxima y como muestra de esto ya gritan: danseeeeeros, danseeeeros…

Así pues con el grito de «Danseeeeeros, danseeeeros…»,, los jóvenes de Agost, que durante el año cumplirán los dieciocho años se convierten en danseros el uno de enero, en la plaza del Ayuntamiento. Por delante, la tarea y la responsabilidad de organizar las danzas de este año. Desde ahora comienzan las reuniones periódicas, donde van determinándose los detalles de la fiesta y la gestión económica de la misma. Se programan rifas para obtener dinero y pagar los gastos.

Más información

Para más información de la fiesta podemos dirigirnos descargar el PDF sobre la información de Las Danzas del Rey Moro que ofrece el portal de Turismo de Agost de donde hemos extraido esta información:

https://www.turismodeagost.com/wp-content/uploads/2021/03/libro_LES-DANSES-DEL-REI-MORO_CAS.pdf